Prett Bharara, el sheriff de Wall Street, acaba de desmantelar la que considera la mayor trama de tráfico de información privilegiada en la historia de EE UU. Los protagonistas son un influyente gestor de fondos y un neurólogo que participó en las pruebas clínicas de un potencial tratamiento contra el Alzheimer, que desarrollaban Elan y Wyeth, esta última filial ahora de Pfizer. El fraude generó unas ganancias ilícitas de 276 millones de dólares gracias a que con la información confidencial a la que tuvo acceso CR Intrinsic, controlada SAC Capital de Steven Cohen, sus clientes pudieron desprenderse de todas las posiciones en las farmacéuticas.
La acción del fiscal neoyorquino, que tiene lanzada una verdadera cruzada contra este tipo de delitos de guante blanco, asesta un duro golpe a las firmas de expertos o consultores que facilitan datos a los fondos para ayudarles a definir su estrategias de inversión. En este caso, la información facilitada por el doctor Sidney Gilman sobre las pruebas permitió al financiero Mathew Martoma anticiparse a las noticias negativas sobre el tratamiento dos semanas antes de que el resultado final se hiciera público. En la operación de derribo participó también el regulador bursátil, que espera que este y otros casos recientes, como el del fondo Galeon, sirvan de lección.
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