Todo pinta francamente mal para Steven Cohen, el gestor de fondos que hace cuatro meses se coló en los titulares de la prensa internacional trar pagar una fortuna para hacerse con "El Sueño" de Pablo Picasso. Si hace una semana se temía por la continuidad de su poderoso hedge fund tras el regulador del mercado de valores en EE UU acusarle de no haber supervisado a dos empleados implicados en caso de información privilegiada, ahora el Departamento de Justicia le asesta el que puede ser el rejón de muerte de su firma con una acción contra SAC Capital por la vía criminal. La maniobra no está dirigida contra Cohen, pero se teme que en estas circunstancias se le haga muy difícil manejarla, sobre todo si se tiene en cuenta que importantes socios, como Goldman Sachs, se están planteando las relaciones con el fondo especulativo, por el daño que puede hacerles a su imagen si siguen trabajando con Cohen.
SAC Capital es unos de los hedge funds más poderosos y existosos del mundo. La demanda de la SEC del viernes ya tenía como objetivo conseguir que se prohibiera de por vida a Steven Cohen manejar el dinero de sus clientes. Una exclusión de este tipo es mortal. El gestor de fondos no tardó en salir a escena para dejar claro que iba a luchar por su honoraibilidad. Pero su reputación empezó a estar en cuestión cuando a final del pasado año se supo que dos de sus vehículos de inversión estaban bajo investigación en el marco de la cruzada del fiscal neoyorquino Prett Bharara contra el tráfico de datos confidenciales en Wall Street. En marzo, SAC Capital fue multada con más de 600 millones de dólares, en la mayor sanción impuesta en EE UU contra este tipo de fraude financiero. Una multa histórica, pero los reguladores dejaron claro que el caso no iba a resolverse solo con un cuantioso desembolso de dinero.
SAC Capital, con sede en Stamford (Connecticut), gestiona activos por valor de 15.000 millones dólares. Ahora, el Departamento de Justicia pone en 41 páginas seriamente en cuestión la manera en la que la firma opera, su cultura y el cumplimiento de las reglas que rigen el correcto funcionamiento del mercado financiero. Presenta contra ella cinco cargos por fraude financiero. Como hizo la semana pasada el regulador, se acusa a la firma de no haber hecho lo suficiente para evitar que los empleados ejerciera una conducta irregular o, al menos, detertarla. Es conocido en Wall Street que la firma de Steven Cohen, fundada en 1992 y muy activa en el sector tecnológico y farmaceútico, sigue un modelo completamente descentralizado, en el que nadie pregunta al del al lado lo que hace. Esa "indiferencia", en principio, protege a los mandos ante cualquier acción legal pero la fiscalía considera que es una práctica que incentivó el fraude durante 11 años.
George Venicelos, responsable del FBI en Nueva York, insistió después en rueda de prensa que este es un caso sobre conducta corporativa y responsabilidad corporativa. "No solo se toleró el engaño, se animó", afirmó. Preet Bharara utilizó en la comparecencia términos muy duros al argumentar los cargos criminales que se presentan contra SAC Capital tras siete años de investigación. Presentó literalmente a la firma como un "imán de estafadores". "Tanta gente implicada en casos de información privilegiada no puede ser una coincidencia", valoró al decir que este caso no tiene precedentes por su dimensión. "Hubo cero tolerancia en la firma para los bajos retornos, pero también una enorme tolerancia hacia las prácticas cuestionables de sus empleados. Por eso actuamos contra la institución". "Las empresas deben prestar atención al dinero que hacen sus empleados y a como lo hacen, en lugar de mirar a otro lado", remachó el fiscal, que evita por el imponer una congelación de bienes para que la firma siga operando y así poder negociar con los gestores de SAC Capital como proteger el dinero de sus clientes.