Asedio al banquero irremplazable

Por: | 14 de septiembre de 2013

John McCoy es recordado en Wall Street como uno de sus grandes innovadores. Con su visión del negocio y ansias por crecer transformó el City National Bank & Trust, un banco familiar de Columbus (Ohio), en una firma que acabaría siendo conocida en todo el país como Bank One. Fue también un gran mentor. Para la entidad trabajó Jamie Dimon, quien se puso a su frente cuando era ya el quinto más importante de EE UU. Eso fue en 2000. Cuatro años después, orquestó una operación que pondría la firma bajo el control de JP Morgan Chase. A cambio, el ambicioso y arrogante banquero neoyorquino se hizo con el doble casco de presidente y consejero delegado. Doble casco que sigue manteniendo hoy en el mayor banco de EE UU por volumen de activos y cifra de negocios. 

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     Nadie discute que Jamie Dimon fue uno de los salvadores del sistema financiero. Hace cinco años salió al rescate del banco de inversión Bear Stearns. Pagó por la firma neoyorquina menos de lo que valía su rascacielos con forma de octágono en Manhattan. Unos meses después volvería a tirar el flotador con la asistencia del Tesoro de EE UU, esta vez para salvar a Washington Mutual. JP Morgan emergió así mucho más fuerte y grande de la crisis. McCoy, sin embargo, era contrario a que se diseñaran complejos productos financieros opacos para maximizar el beneficio a costa del cliente. Y fue precisamente una compleja cartera con deuda europea gestionada desde Londres la que estuvo a punto de derrumbar la imagen impoluta de la estrella de la America Corp. 

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     Dimon ya no se deja ver tan fácil en público. En plena crisis financiera explotó como nadie los medios de comunicación para criticar los excesos de Wall Street y defender el modelo supuestamente limpio de negocio de JP Morgan Chase. Esa arrogancia no gustó a sus pares, mientras los políticos en Washington resaltaban su figura en un momento de confrontación, incluido el propio presidente Barack Obama. Ahora, sin embargo, Dimon se muerde la lengua para evitar que vaya más rápido que su cabeza. El rey de Wall Street quedó hace un año literalmente al desnudo, tras conocerse que su poderosa oficina de inversión en Londres hizo una arriesgada apuesta en deuda europea que le salió mal. El daño para la imagen del banquero menos odiado en EE UU fue enorme. 

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     Visto por muchos como el banquero irremplazable, Jamie Dimon vive un verdadero asedio legal. Ni la maquinaría de lobby de Wall Street ni la influencia del banquero en la Casa Blanca impiden que la entidad se esté convirtiendo en el principal objetivo de la vendetta de Washington por los excesos que están detrás de la crisis financiera hace cinco años. Viendo la progresión de su vida, la tendencia es clara: no hay pasos atrás o en falso cuando se habla del ejecutivo, que ya tuvo que marcar la diferencia de pequeño. Tenía un hermano gemelo, Ted. De criarse en el seno de una familia modesta de inmigrantes en Long Island a barajarse su nombre para secretario del Tesoro.

Dimon

     Dimon, de 57 años, lleva el negocio de la banca en la sangre. Su abuelo ya fue banquero en Atenas, antes de emigrar hacia EE UU y dedicarse al corretaje bursátil. También trabajó en Wall Street su padre, Theodore. La primera incursión en el mundo de las finanzas la hizo en la firma de corretaje para la que trabajaron su padre y su abuelo. Y antes de graduarse por la escuela de negocios de Harvard, donde tuvo entre sus compañeros a Jeffrey Inmmelt, actual consejero delegado del conglomerado General Electric, pasó algún verano en Goldman Sachs. Su primer gran mentor fue Sandy Weill, que logró llevárselo hacia American Express, donde su padre ejercía de vicepresidente.

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     Juntos abandonaron hace tres décadas AmEx para dirigir el Commercial Credit, el germen del conglomerado financiero Citigroup. El primer revés a su carrera llegó del que fuera precisamente su protector, que le despidió. De ese primer bache emergió más fuerte. Algo que, sin embargo, está por ver en el caso de la "ballena de Londres". Reflejo de este vuelco, la revista Times no le ya incluyó en su última edición entre las 100 personas más influyentes del mundo. La tensión fue evidente de cara a la última junta general de accionistas de JP Morgan, con influyentes inversores presionando para que se le quitara el poder pleno en la entidad. Los más críticos consideraron que el escándalo es motivo suficiente para que el consejo de administración de la entidad fuera presidido por una persona independiente. El ejecutivo respondió en su línea, con la amenaza de que se iría. 

Dimonobama

     Esa firmeza y audacia le convirtió en una de las personas de confianza de Bill Clinton. Jamie Dimon se declara en público como un demócrata. Sin embargo, su relación personal con Barack Obama no le impide cargar contra Washington, por sus ataques contra el éxito empresarial. El choque con las decisiones del presidente también son sonadas. Criticó de viva voz que se regulara la pagas a los ejecutivos de Wall Street y se opone a que se imponga a la banca más regulación y a que se partan las grandes entidades. Es cierto que JP Morgan fue de los bancos que menos daños crearon. Dimon se define como a un gran patriota, por haber ayudado a evitar el colapso bancario. Lo que está por ver es si la estructura financiera que defiende ahora será el epicentro de una nueva crisis.

Hay 4 Comentarios

Realmente una muy buena crítica. Me ha gustado mucho este blog.

Un día llegará, que no nos pille en pelotas viendo a la chica 1x2
Crash Bolsa New York (USA) 2013-2014. Gráfico próximo crack bursátil
http://www.warrantsyquinielas.com/2013/05/crash-bolsa-new-york-usa-2013-2014.html

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¿Asedio al banquero...? Dice el viejo adagio, el que siembra vientos recoge tempestades...

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“El dinero no duerme”- Gordon Gekko. La actividad en la plaza neoyorquina no cesa con el toque de campana y desborda como una crecida la calle del muro.

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Sandro Pozzi

, italosevillano, loco por el kimchi. Sobrevivió siete años en Bruselas y desde hace ocho, en Nueva York.

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