Por Guillermo García López, director de cine
José Mujica, inspiración sobre la realidad de la desigualdad en el mundo. Imagen del documental Frágil Equilibrio.
Imaginé el barco cuando escuché por primera vez a José Mujica, por aquel entonces Presidente de la República Oriental del Uruguay. Me quedé sorprendido cuando me di cuenta de que aquel hombre estaba hablando de mi vida, de cuestiones que me afectaban diariamente. No estaba familiarizado con figuras políticas que mostraran interés por asuntos tan cotidianos y tan importantes. Sentí que era un discurso necesario, un mensaje sencillo, consecuente con la época que vivimos, merecedor de ser difundido, digno de permanecer en el tiempo y ubicarse en múltiples espacios.
Una película, por ejemplo.
Comenzamos a armar la nave cuando entrevistamos a Mujica en su casa en Agosto del 2014 y compartió con nosotros su discurso. Él fue el primer tripulante, el guía perfecto para el viaje que íbamos a iniciar a través de tres historias en tres continentes distintos. Es difícil encontrar palabras para definir estas historias. Una comunidad de migrantes subsaharianos intenta cruzar a Europa a través de la valla de Melilla. Varias familias en España, al otro lado de esa valla, están destrozadas por la crisis, la especulación inmobiliaria y la pérdida de sus viviendas. Y dos ejecutivos japoneses se ven sumergidos en un círculo vicioso de consumismo y trabajo. Historias muy lejanas en el espacio pero con muchos puntos en común.