El último estudio de la OCU sobre la carne de pollo muestra que en el 88% de las muestras analizadas aparece la bacteria Campylobacter, la más frecuente en las intoxicaciones alimentarias. Aunque no hay problema si se cocina bien y se extrema la higiene, a la organización le parece ‘muy preocupante’ la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos. De hecho, la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) ha prohibido el uso de algunos de ellos para evitar que se hagan resistentes y puedan combatir posibles intoxicaciones en humanos.