© Gloria Rodríguez
"No me interrumpas mientras te estoy ignorando" fue un grupo muy popular creado en Facebook en la época de la inocencia, allá por 2008, cuando se creaban por puro divertimiento y reto intelectual, ignorantes de que nuestros Likes valían dinero y podía traficarse con ellos.
Las universidades de Europa y Estados Unidos examinan con sorprendente insistencia el impacto sobre nuestro estado ánimos de las relaciones e interacciones sociales que se producen en sitios como Facebook, pero hasta hoy nadie había dedicado tiempo a los marginados de esa red social. Sí, esos individuos, que pongan lo que pongan en su muro, son sistemáticamente ignorados por el resto de la humanidad.
Todos tenemos uno o varios entre nuestros contactos, y hemos visto cómo aún sus post más currados y bien escritos no reciben ni un comentario, ni un Me gusta, ni siquiera una palabra condescendiente. Nada. Es un misterio. No es que sean especialmente antipáticos ni sosos, pero sus estados no interesan a nadie. Aportaría al estudio que hay un punto contagioso en todo esto: Ver que nadie ha reaccionado a su post solo sirve para expandir la indiferencia hacia esa persona.
Están condenados al ostracismo, y con esa palabra, ostracismo, se refieren los autores de este estudio al estado en que quedan los ignorados en Facebook, un limbo que, según la investigación, desata sentimientos de soledad, depresión y baja autoestima, así como la sensación de que la vida no tiene sentido. Suena patético, pero así lo describe el equipo de psicólogos de la Universidad de Queensland (Australia) que firma la investigación.
El ensayo consiguió lo que pretendía, ser un poco cruel con los voluntarios que se prestaron como conejillos de India a dar voz a perfiles anónimos de Facebook que publicaban y comentaban los estados de otros, desconociendo que iban a ser ignorados. Al final los psicólogos preguntaban a sus cobayas cómo les sentaba la poca atención que recibían.
"La mayoría dijeron que se sentían "invisibles". Otros llegaron más lejos al decir que "se sentían menos importantes como individuos y tenían una autoestima más baja después haber pasado por la experiencia".
Según el estudio el sentimiento de pertenencia a un grupo de amigos, por ejemplo, estaría herido de muerte tanto cuando una persona decide no intervenir en las conversaciones del grupo en Facebook (y pasar a ser solo un mirón) como cuando no recibe respuestas a sus comentarios o actualizaciones en la red social.
Los psicólogos aseguran que su estudios, como otros anteriores, confirman que todos tenemos una necesidad fundamental de pertenecer a un grupo, a una tribu, o a algo donde seamos aceptados y tenidos en cuenta. Esta necesidad suele ser satisfecha de un modo positivo si la gente nos hace caso en Facebook. En cambio, si a uno lo ignoran el efecto sobre la autoestima es devastador. "Las redes sociales dan a los individuos la posibilidad de reforzar su vida social y de comunicarse con los otros cada vez que quieran. Nuestros hallazgos sugieren que esa comunicación es clave para la pertenencia a un grupo. Cuando se restringen las respuestas y las interacciones, los sujetos ignorados por su grupo, sufren", aseguran los autores del trabajo.
En otras palabras, Facebook tendrá un efecto positivo en su vida si usted es un usuario activo. Es decir, publica, comenta, interactúa. Si es usted de los que solo miran y no se expone, o si tiene la mala suerte de ser sistemáticamente ignorado, el invento de Zuckerberg solo servirá para convertirle en un desgraciado. Llegados a este punto, lo mejor es que se vaya cuanto antes y pruebe suerte en la vida real.