© Gloria Rodríguez
Cada vez abro los e-mails con más miedo, y los contesto con terror. Sobre todo los de trabajo donde se comunican fechas de entrega o se sugieren cambios de última hora en un trabajo o contrato. Siempre pienso, ¿cuánta gente estará en copia oculta?.
Por otra parte, y después de mucho tiempo negada a hacerlo aduciendo argumentos de ecología digital y honestidad analógica, he terminado también poniendo en mis e-mails destinatarios en Copia Oculta, sobre todo en los correos que puede no ser bien recibidos o mal interpretados. Después de que me dejaran varias veces con el culo al aire, alguien me convenció de lo que mejor era cubrirse las espaldas … “poniendo a todo Dios en copia oculta”. De hecho, esto ya constituye en sí mismo una amenaza: "¡Voy a mandar un e-mail y voy a poner a todo dios en copia!"
Por más inocente que parezca un correo electrónico nadie puede garantizarle que no encierre una trampa en forma de gente, presumiblemente jefes, jefecillos o medio jefecillos, puestos en copias . Ellos recibirán la misma información que usted, pero nunca sabrá quiénes son. Estarán informados en tiempo real de las comunicaciones y órdenes que le den, sabrán el momento exacto, y el tono preciso con que las ha recibido y con un poco de mala suerte, sabrán también si usted responde con un desaire, con exabrupto, con desidia o con resignación. Además de la copia oculta se le suele emplear con gracia y soltura la opción de “Reenviar”.
La ingeniería social de decidir a quiénes se pone en copia oculta de un email y en qué orden es una de las disciplinas más complejas del panorama laboral moderno, injustamente ignorada en los programas de estudio de los MBA., y al que se le debía dedicar una asignatura. Aunque crea usted ingenuamente que las copias se ponen al azar, créame que hay todo un cuerpo teórico validado en la práctica que indica cómo funciona. Seguramente a estas alturas ya usted también tendrá sus jerarquías de nombres en las copias ocultas de los e-mails. Y no lo culpo. No se puede luchar contra los elementos.
En la Business School de la Universidad de Stanford , una de las más elitistas y caras del mundo, se estudia una asignatura llamada Manage Up (que traduciremos como , Mover los hilos que se mueven por encima de ti). Su tesis es que el talento no es suficiente para triunfar, y que ya puede ser usted un verdadero genio que no llegará a ningún sitio si no aprende a manejar a sus jefes. Aquí pueden leer una entrevista de Rosanne Badowski, una de las autoras del libro Managing Up, en The Wall Street Journal donde explican muy bien este concepto.
El arte de colocar con sabiduría los nombres adecuados en las copias ocultas de los e-mails es una destreza que hay que dominar para triunfar en el Manage Up. Según sus enseñanzas, sus superiores siempre tienen que saber cuál es su trabajo y usted tiene que dejar rastro y claras evidencias de que trabaja, y sobre todo, si manda por breve que sea ese mandato, también debe quedar grabado en la hipófisis de su superior.
Para conseguirlo, dicen los expertos de Stanford hay que insistir, una y otra vez, hasta que desde las alturas alguien repare en su existencia de humilde y vulgar currito. En ese contexto, la ingeniería de la copia oculta del email se revela como una herramienta de valor incalculable si su propósito es subir como la espuma y habitar alguna vez la planta noble de alguna empresa del IBEX 35. Incluso, la estrategia le puede servir si se conforma con escalar y parapetarse en algún despacho con un mínimo de luz natural.
Actuar por reacción es otro contexto donde hay que dominar la Ingeniería de la copia oculta del e-mail. Es decir, si por alguna conversación, reunión, braimstorming o charla en la maquina de café usted deduce que los e-mails que intercambiaba con su compañero llevaban una ristra larga y extensa de copias ocultas, lo más normal es que a partir de entonces pague con la misma moneda.
Somos tribales y gregarios, y si todo el mundo lo hace usted también lo hará …por lo que pueda pasar. Además es una velada venganza contra esa persona en la que usted relativamente confiaba y que compartía sus e-mails con medio organigrama de la empresa. Porque, según mi modesta experiencia, en las copias ocultas suelen abundar los puestos de baja o mediana jerarquía. Todos ellos con ganas de managing up.
La tercera motivación para poner a todo Dios en las copias ocultas de los e-mails se conoce universalmente como cubrirse las espaldas. Es decir, si usted va a enviar una información por email y tiene dudas de que su interlocutor quiera darse por enterado, puede poner a sus testigos en copia oculta del mensaje.
No sabría decir si es bueno, malo, útil, pertinente o eficaz convertirse en un experto en Ingeniería de la Copia Oculta del e-mail, lo único que puedo asegurar con destreza es que se requiere de cierto tiempo para manejarse con soltura en la materia, tiempo que tendrá que robar cada quien de su contenido de trabajo.
Por mi parte, agradezco y hago una reverencia a aquellas personas honestas que avisan: “Pongo en copia a Fulano, Fulano y Fulano” o que emplean la bandeja CC sin ningún misterio ... Gente sana en peligro de extinción. Deseo que entre los ilustrados lectores de este blog haya víctimas y victimarios de la Ingeniería de la Copia Oculta que nos cuenten otros modos de uso de esta práctica. Creo que entre todos deberíamos escribir un manual.