El Palomero

Una Copa que promete mucho

Por: Juanma Iturriaga

15 feb 2017

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Sí, ya sé que lo pensamos y decimos todos los años, pero mi olfato me dice (teniendo el cuenta el tamaño de mi nariz no es un gran olfato, pero suficiente) que esta vez todo apunta a un gran fin de semana de buenos partidos de baloncesto, sin historias, componendas o segundas oportunidades. ¿Qué a qué viene mi optimismo? Ahí van algunas razones.

El Madrid contra todos

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Todo torneo necesita una referencia inicial y en esta edición, no hay más favorito que el Real Madrid, que deberá cargar con ese peso extra. Es el líder de la liga y la Euroliga, lleva three in a row (tres seguidas) y su ascendencia en el baloncesto español resulta incuestionable. Su solvencia en este tipo de torneos es enorme, lo mismo que la variedad de recursos con los que cuenta Pablo Laso. Con Doncic elevado a los altares y jugadores expertos en situaciones límites como las que tienes que afrontar en este tipo de competición, la teoría diría que está en la mejor disposición para volver victorioso. Afortunadamente la teoría es eso, teoría, por lo que deberá andarse con mucho cuidado desde el primer día, donde le espera el Morabanc Andorra, que le hizo sudar en sus últimos enfrentamientos.

El Barcelona contra sí mismo

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Nadie da un duro por el Barça. Su temporada está siendo casi de echarse a llorar, sobre todo en Europa, sus jugadores han sido multados y han visto en más de una ocasión pañuelos en el Palau, su juego es errático y su entrenador está cuestionado. Como todo siempre puede ir a peor, hoy mismo se ha sabido que Navarro ha sufrido una apendicitis aguda y no estará en Vitoria. Tampoco es que lo estuviese petando, pero un jugador como él puede resultar necesario y decisivo en cualquier momento, por lo que su baja no es una buena noticia para los azulgranas. Total, que mires por donde mires, todo invita al pesimismo. Salvo una cosa. No hay competición resucitamuertos mejor que la Copa. Partes de cero y no necesitas semanas o meses de buen rendimiento. Te basta con que te pegue un subidón bueno que te dure 72 horas. Y como dije en mi anterior escrito, veo muy, pero que muy factible, que el Barcelona resucite. Además cuando vienes de una mala racha, ganar el primero y tener a dos partidos más un título reivindicativo, suele disparar la motivación. O sea, que cuidadito con los blaugranas.

El Baskonia contra la historia

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Si las 33 copas celebradas desde 1984, año en que se instauró este sistema de fin de semana, sólo en dos ocasiones el equipo anfitrión ha logrado levantar el trofeo (1984 el CAI Zaragoza, 2002 el Tau con Elmer Benett al mando) hay que reconocer que lo de jugar en casa más que ventaja es una losa de enormes proporciones que termina sepultando a todos. Y es que entre la presión añadida de estar en tu ciudad y lo raro que resulta no tener todo el pabellón a tu favor, sumado a que estas circunstancias se repiten tres veces, al final resulta una trampa más que un trampolín. Este año le vuelve a tocar al Baskonia intentar contradecir a la historia. Su temporada es magnífica teniendo en cuenta que ha debido reconstruir al equipo una vez más, perdiendo a los jugadores más importantes del curso anterior. Pero ahí está, vivito, coleando, asentado y supongo que con ganas de guerra. En la medida que sea capaz de metabolizar bien aspectos que el resto de los equipos no tiene que afrontar, su candidatura aumentará sus posibilidades. 

 Aspirantes emboscados.

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A pesar de lo dicho anteriormente, la clave de una buena copa no la tienen el Madrid y el Barça, ganadores de las últimas siete ediciones, sino los llamemos aspirantes a saltarse el orden establecido. Los Unicaja, Valencia, Baskonia, Herbalife y esta temporada también Iberostar Tenerife. Su comportamiento es el que da consistencia al torneo y posibilita que no se convierta en algo demasiado previsible. Y este año, a diferencia de otros, llegan a la chita callando. No hace falta irse muy lejos para ver casos en los que alguno de estos equipos llegaba a todo trapo, haciendo tanto ruido que le incluíamos en el paquete de los aspirantes, de aquellos que tienen casi la obligación de ganar. Y les sentaba fatal, tan mal que solían caer a las primeras de cambio. No vamos a descubrir nada diciendo que cualquiera de ellos es capaz de amargar la vida al más pintado, pero creo que llegar a Vitoria sin mucha algarabía a su alrededor les puede sentar tan bien como le sentó al Herbalife el año pasado.

Un ciudad inmejorable y de moda

Como todo espectáculo necesita el lugar adecuado, pocos sitios mejor que Vitoria para el fin de semana más atractivo del calendario baloncestístico. Pedazo de pabellón, ambiente callejero, y un buen surtido de locales para comer y beber, que no sólo de baloncesto vive la copa. Por cierto, hablando de locales, recomiendo una pizzería a aquellos que os animéis a ir a Vitoria. Se llama Toto, está en el Bulevar de Mariturri Kalea 2. Todo muy rico y bien de precio. Ahí lo dejo.

En fin, que cuando quedan poco más de 24 horas para que esto se ponga en marcha, la pinta es entre buena y muy buena. Y como siempre, no me resisto a hacer mi pronóstico a pesar de su complejidad. Real Madrid, Baskonia, Valencia y Barcelona a semis. Baskonia y Barça a la final. Baskonia campeón.

También tengo plan B. Real Madrid, Tenerife, Valencia y Unicaja a semis. Real Madrid y Valencia a la final. Real Madrid campeón. Una de las dos sale seguro.

Hala, menos cháchara y que empiece ya esto que lo queremos disfrutar.

Sobre el blog

El palomerismo es toda una filosofía de vida que se basa, como la termodinámica, en tres principios. El de la eficiencia: “Mínimo esfuerzo, máximo rendimiento”. El del aprovechamiento. “Si alguien quiere hacer tu trabajo, hacerte un regalo o invitarte a comer, dejale”. Y el de la duda: “Desconfía de los que no dudan. La certeza es el principio de la tiranía”. A partir de ahí, a divertirse, que la seriedad es algo que ahora mismo, no nos podemos permitir.

Sobre el autor

Juanma López Iturriaga

Básicamente me considero un impostor. Engañé durante 14 años haciendo creer que era un buen jugador de baloncesto y llevo más de 30 años logrando que este periódico piense que merece la pena que escriba sobre lo que me dé la gana. Canales de televisión, emisoras de radio y publicaciones varias se cuentan entre mis víctimas, he logrado convencer a muchos lectores para que comprasen mis libros y a un montón de empresas que me llaman para impartir conferencias. Sé que algún día me descubrirán, pero mientras tanto, ¡que siga la fiesta!

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