Para quienes seguimos el avance de los medios técnicos que hacen posible y condicionan las nuevas redes sociales, o "tecno-sociales", es noticia de primera plana el meteórico ascenso sigiloso de la plataforma de mensajería WeChat. Lanzada al mercado el 8 de agosto de 2012 ha alcanzado la cota de 400 millones de usuarios mensuales activos de los que se estima que 100 millones están ubicados fuera de China.
Suele definirse WeChat como una herramienta china de mensajería similar a la norteamericana WhatsApp, pero ambas son bastante más que simple mensajería. Sería más realista concebirlas como medios "comunicactivos" en los que el rol de la masa de usuarios es menos pasivo que en los medios de comunicación social tradicionales. Estas plataformas dirigen su acción al dispositivo móvil íntimamente asociado al usuario y, más que el mero uso de Internet, aprovechan las actuales ciencias y técnicas de la información y las comunicaciones (las TIC, vaya) para elevar los espacios y recursos conversacionales tradicionales a verdaderos espacios vitales de acción e interacción humana.
Centrando nuestra mirada en WeChat, lo primero que salta a la vista es su singular concepción. Con características propias por su genética china. No es WeChat una plataforma al uso concebida para atrapar usuarios y mantenerlos cautivos y manipulados. Al contrario, el usuario de WeChat ha de ser proactivo para elegir contactos a establecer y círculos sociales o empresariales en los que entrar e interactuar. La sensación es de mayor seguridad y menor intrusismo en esta plataforma que en otras. Todo esto en un país, China, que reconoce abiertamente y sin complejo alguno -frente al cinismo de otros países- que controla estos espacios de conversación e interacción social, que están además bajo su soberanía y regulación.
El mercado de estas "plataformas comunicactivas" es sumamente competitivo y todavía poco uniformado en lo referente a sus prestaciones. No resulta fácil la comparación del éxito relativo de unas y otras, por no haber una clara correlación entre las métricas de comparación empleadas: la cantidad de usuarios mensuales activos, los ingresos producidos, o la valoración que hacen los mercados. Resulta así que WhatsApp, con 500 millones de usuarios mensuales activos genera unos ingresos de 20 millones de dólares, mientras que WeChat, con 400 millones de usuarios mensuales activos, en 2013 consiguió ingresos por encima de 1.000 millones de dólares (datos: http://deltapartnersblog.com 22 mayo2104).
La explicación de esta enorme superioridad en ingresos por cliente de WeChat sobre WhatsApp, está en que las empresas encuentran que WeChat les puede ayudar a reducir gastos generales y a mejorar su eficiencia operacional en la promoción y prestación de sus productos y servicios, algo por lo que las empresas están dispuestas a pagar, con lo que WeChat a diferencia de WhatsApp no necesita cobrar una cuota a sus usuarios.
Resulta muy comprensible la velocidad de vértigo con la que las empresas decididas a acceder al mercado chino suelen apuntarse a WeChat suscribiendo alguna de las dos modalidades de cuentas oficiales para empresas concebidas por WeChat. Sigilosamente pero con un éxito atronador.