Que no termine mayo sin rendir un pequeño homenaje a la rosa española más conocida en el mundo: ‘Madame Grégoire Staechelin’, del rosarista catalán Pedro Dot. Una variedad trepadora que, como suelen hacer todos los obtentores, está dedicada a una de sus clientes, aunque en Norteamérica, para no complicarse la vida, la rebautizaran inmediatamente como ‘Spanish Beauty’.
Dot presentó este rosal en el concurso internacional de Bagatelle de 1927, donde obtuvo la medalla de oro. Desde entonces ‘Madame Grégoire Staechelin’ no ha dejado de cultivarse y está presente en los mejores catálogos internacionales como una de las variedades modernas más admiradas.
“A truly magnificent climber –escribe David Austin– with a delicious sweet pea scent”. “Il ne fleurit qu’au printemps, –dice Marie-Térèse Haudebourg– mais quel spectacle! Aunque ninguna descripción resulta tan sugerente como la de Compagnia del Giardinaggio, quizá porque lo hace en italiano: “I petali hanno una delicata sfumatura chiara sui bordi, che sono tra l'altro morbidamente ondulati, mentre la pagina esterna è più scura, il che conferisce al fiore una grande morbidezza e mutevolezza cromatica”.
Dot obtuvo este excepcional cultivar mediante el cruce entre un híbrido perpetuo blanco, 'Frau Karl Druschki' (Lambert, 1901), y la versión trepadora de 'Château de Clos Vougeot' (Morse, 1920), con flores aterciopeladas rojo oscuro, que es menos vigoroso que el anterior, pero que aporta, en cambio, un delicado perfume.
‘Madame Grégoire Staechelin’ es el rosal que yo elegiría si tuviera que cubrir una fachada. Un híbrido de té con ramas densas de un verde brillante que alcanzan fácilmente los seis metros; además se puede plantar a media sombra.
'Château de Clos Vougeot'