El Viajero: Guía de Viajes de EL PAÍS

Sobre el blog

Un blog que pretende ser un espacio abierto al debate sombre el vino y sus circunstancias. Con el objetivo de potenciar el consumo responsable y profundizar en su conocimiento. Tanto desde el punto de vista vitivinícola como en sus aspectos prácticos. Sin obviar los temas controvertidos en torno a calidad, precios, marketing, etc.

Sobre el autor

es crítico enogastronómico de EL PAÍS desde hace 28 años y autor de El Libro del Vino y Manual del Santo Bebedor. Pionero en España del análisis profesional de los vinos, le quitó literatura al asunto. Pero no poesía: para él, que toca el saxofón y el violín, el vino es “música líquida”.

Los blogs de el viajero

Archivo

mayo 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
      1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31  

11 may 2014

El irresistible encanto de la cerveza

Por: Carlos Delgado

Cerveza251012wideSe acerca el verano, el calor comienza a apretar, las necesidades de ingerir líquido aumentan. Es el tiempo dorado de la cerveza, bebida que desde hace décadas lidera el ranking de consumo de bebidas alcohólicas en España, con unos 40 litros por habitante al año, mientras el vino -en caída sin fin- apenas supera la docena. Y no siempre fue así. Por los años setenta el vino todavía se mantenía en cabeza, aunque con dificultades. Claro que el fenómeno no es exclusivamente español. De hecho, todos los grandes países productores de vino beben más cerveza que vino, aunque las diferencias no sean tan abismales.

Lo cierto es que la cerveza en España, consumida en botellín, botella o la popular caña, es la bebida preferida en casi todas las horas del día, salvo la noche. Incluso en zonas como Jerez, se toma antes de iniciar la ronda de finos para “hacer cama”. Y cerveza suele ser lo primero que se pide al acercarnos a una barra de bar o, antes de iniciar la comida en un restaurante.

Nos gusta tomarla muy fría, en el umbral de la congelación, más como refresco que como la noble bebida milenaria que es. Una pena, porque los fríos excesivos atenúan hasta la casi  desaparición su complejo mundo sensorial, donde el cereal malteado y el lúpulo aportan un delicioso conjunto de aromas a fruta y flor, con recuerdos de cereal, y sabores delicadamente amargos. Pero así son las cosas.

En España, cuarto país productor de Europa, se elaboran marcas industriales de excelente calidad, capaces de conjugar el paladar ligero con el sabor intenso, el sabor malteado con el regusto amargo/goloso. Cervezas rubias, morenas y negras, de elaboradores señeros, muchos en manos de multinacionales, como Heineken. El amante de esta bebida tiene donde escoger. Desde las marcas de ámbito nacional como Mahou Cinco Estrellas, San Miguel 1516, Cruz Campo Gran Reserva 1904, Voll Damm Inedit, o Amstel Extra (antigua Águila), hasta prestigiosas marcas regionales como Alhambra, Estrella Galicia 1906, Estrella Levante, Moritz, la zaragozana Ámbar Especial, o la cordobesa Mezquita.

Cerveza-en-egipto       El cereal fermentado, fundamentalmente cebada, se bebía en Mesopotamia hace unos 5000 años. Los antiguos egipcios fueron no sólo excelentes elaboradores, sino los primeros en reglamentar su elaboración y comercio. Sucesivamente, galos, celtas y sajones perfeccionaron el sistema de fermentación de su “cervoise”, hasta que en el siglo XIII los monjes revolucionaron la técnica y el gusto de la cerveza con el añadido de lúpulo. El hallazgo fue de tal calibre que pronto las cervezas elaboradas por religiosos tan sibaritas alcanzaron fama en toda Europa, logrando la supremacía sobre otras formas más populares de prepararla. Desde entonces, las cervezas de abadía belgas, país del legendario rey Gambrinus, son una maravillosa reliquia del pasado que siguen ofreciendo al consumidor amante de lo genuino una bebida celestial, muy afrutada, con un intenso sabor a malta, regustos amargos de lúpulo, y una alta graduación alcohólica que alcanza fácilmente los 9 grados.

Cervezas artesanas     Y para completar el cuadro, en los últimos años han proliferado las pequeñas fábricas de cerveza artesanal, con vocación ecológica, en la tradición de países como Alemania o Bélgica. Concentradas la mayoría en Cataluña, se dirigen especialmente al restaurante y la tiendas gourmet. Son una opción minoritaria, de pequeña producción y precio algo superior, que trata de competir con el vino en la mesa. Se distinguen por su esmerada elaboración, realizada con el mimo y la exigencia de la obra personal, sin utilizar colorantes ni aditivos, y con una segunda fermentación en botella. Pero, sobre todo, buscando en la pureza y selección de la materia prima, cereal, levadura, lúpulo y agua, el secreto de su calidad y encanto. Me gustan particularmente la guipuzcoana Pagoa Gorri, las valencianas Tyris y Altura de Vuelo, las catalanas Guineu Rocaters y Glops Fumada… Una lista que no para de crecer.

Cervezas sin pero con ventajas

Mención aparte merecen las cervezas "sin" alcohol, una moda que no cesa, producto del que España es el primer país productor y consumidor de la UE, duplicando al segundo, Francia. Tal avalancha de lo insustancial esta justificada si tenemos en cuenta  que se trata de una bebida sana, ligera, y por encima de todo inocua, lo que resulta muy recomendable para no sobrepasar la tasa de alcoholemia a la hora de conducir, o cuando la medicación desaconseja el alcohol.

25410   La razón de tan alta estima a una bebida de dudosas cualidades organolépticas, se debe, en mi opinión, a esa funesta manía de considerar la cerveza un refresco, en el que el componente alcohólico no se valora. Reconozco que la mejora en este campo es meritoria, sin embargo, el déficit de sabor es notable. Yo recomiendo a los que por una u otra razón necesiten coyunturalmente tomarla, que partan de una 0/0 (por ejemplo Holstein) y le añadan una pequeña cantidad de cerveza malteada, como la Voll Damm doble malta, o una de Abadía. El resultado es sorprendente, sin que la graduación alcohólica se vea seriamente afectada.

Diferencias de sabor a parte, lo cierto es que la cerveza “sin” tiene ventajas dietéticas. Por ejemplo, un bajo contenido en calorías -25- que la convierten en la bebida más ligera después del agua; una notable proporción de vitaminas, sobre todo B1, B2, B6 y PP, así como glúcidos de asimilación lenta como el almidón, y un apreciable aumento de la fibras alimenticias, con sus conocidas virtudes. Claro que el “sin” de la cervezas es relativo, ya que la legislación permite hasta un 1% de alcohol.

En cualquier caso, bienvenida sea la noble cerveza, milenaria bebida que cantaba el dios solar egipcio Atón: al caer la noche bebo dos cántaros de cerveza y adopto mi dignidad de Señor de todo cuanto existe ("Libro de los muertos" S. XVI a. C.) Pero, por todos los dioses, tomémosla como se merece, sin relegarla al lugar de los refrescos, aunque haya pocas bebidas tan gozosamente refrescantes.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal