En el cómic Aquí (Salamandra) Richard McGuire le da todo el protagonismo a una casa, al salón de una vivienda. Eso es lo único que permanece a lo largo del tiempo y que va siendo modificado, alterado y repensado por parte de los inquilinos que lo van utilizando, habitando y visitando. Testigo mudo de las relaciones entre las familias, entre las personas y entre los espacios y la arquitectura, el salón es en las páginas de Aquí mucho más que un escenario teatral. Los dibujos de McGuire agujerean las paredes de la casa para abrir la ventana a lo que, en ese mismo lugar, sucedió hace tiempo.
A lo que sucedió incluso cuando no había casa, mucho antes de que la propia vivienda existiera:
McGuire, que tiene su propia línea de juguetes, publicó las primeras páginas de Aquí en la revista Raw. Corría 1989 y el cómic no inauguró el viaje a través del tiempo dentro del espacio cerrado de una habitación. Abrió la puerta a la convivencia de tiempos en una viñeta. Fue capaz de armar una narración dibujada indagando en el antes y después de los dibujos con recursos arquitectónicos capaces de construir espacios comunicantes. Por eso la perspectiva de la estancia que protagoniza este libro, no es espacial sino temporal.