Sinceramente, no tengo ninguna esperanza en España. Creo que nuestra historia es la de un pueblo que cuando ha conseguido algo grande, ha sido “porque tenía que pasar”, por suerte, por empecinamiento o por equivocación. Es más, creo que siempre que España ha sido capaz de hacer grandes cosas se han dado todas esas circustancias a la vez. Desde el descubrimiento de América hasta la regeneración democrática que disfrutamos hoy.
En España reina el cortoplacismo. El quemar las naves. El tirar la casa por la ventana. El guiño por debajo de la mesa. Tonto el último. Cosechar sin sembrar. Creer que los demás son estúpidos, y quien paga: más.
Me considero lo más parecido a un showrunner tras crear dos series para CANAL+. Las escribí, produje, dirigí y edité. Dos series pequeñas e independientes y un largometraje. Ese es mi camino andado y el que espero que alumbre mi futuro. Trabajo todos los días en proyectos propios, y me dejo la vida en ellos, construyéndolos en la sombra.
Un buen amigo músico me dijo que la gente como nosotros construimos mansiones invisibles. Dedicamos años de nuestra vida a hacer cosas grandes (en esfuerzo), pero que tal vez pocos verán. Y, sin embargo, soñamos con que esos proyectos sumen un valor relevante: alejarnos de este desierto ibérico y estar más cerca de HBO, un centímetro más cerca, lo que sea.
HBO no es sólo una cadena americana de cable. HBO es una palabra internacionalmente admitida y que para mí tiene incluso un matiz político, si por político entendemos aquello que hace avanzar a nuestra sociedad, tratarla de frente y buscar su trascendencia. HBO significa trabajar a largo plazo. Mimar las naves. Ser adultos y tratarnos como tales. Saber que el espectador no es estúpido y darle una buena razón para seguir pagando.
Y entonces llega Telefónica Studios, proclamando que desde ahora será la nueva HBO. Una HBO hispanohablante. La empresa que en 50 años no ha sido capaz de sorprendernos con su negocio base (la telefonía) ahora se autobautiza como la referencia de la ficción de calidad en lengua castellana y utiliza el concepto "HBO" para definir su futuro. Y eso duele, porque es demasiado bonito para ser verdad, y la historia de mi país lo desmiente.
Estoy seguro de que los proyectos de Telefónica serán fastuosos, contarán con una fotografía y unos FX impolutos, localizaciones depuradas, actores famosos, una realización correcta y guiones entretenidos, muy entretenidos y muy-muy entretenidos. Pero permitidme que dude sobre su valor y visión a largo plazo, su relevancia, su madurez… y su innovación. Y HBO, por encima de todo lo dicho anteriormente, significa eso: INNOVACIÓN. Porque la calidad es cortoplacista si no lleva debajo la innovación continua.
Y ahora el adiós. Este blog detiene su recorrido definitivamente. Agradezco apasionadamente a El País la oportunidad dada. Me voy a HBO, pero poco a poco... a pie y a nado, por lo que probablemente nunca llegue. Mientras, nos veremos por el camino.