Por Marta Molas*
La que escribe, que es catalana, está maravillada por una serie de la televisión autonómica llamada Merlí que ha llegado también a nivel estatal gracias a La Sexta. Habrán oído hablar de ella: un profesor de filosofía poco corriente pone patas arriba el instituto donde trabaja. Y la serie me tiene anonadada, no porque sea mejor o peor -no está mal-, sino porque, en las dos temporadas que lleva, ha confrontado varias temáticas 'de moda' del mundo erótico-sexual.
'Cucumber, banana, tofu' ("pepino, banana, tofu"). Los tres estados posibles del pene según la teleserie británica.
Somos muchos los de este sector erótico-festivo los que hablamos a menudo de esta serie, la mayoría de las veces de forma positiva, por la visibilización de las problemáticas que existen en el panorama sexo-afectivo. Pero, en muchas ocasiones, sectores feministas, progresistas y de izquierdas han atacado la serie por sexista, heteropatriarcal y machista. La cosa llegó al Parlament catalán, y no se crean que la bronca fue pequeña cosa. Es cierto que en la primera temporada, el grueso de protagonistas era masculino (¿si hubiera sido una serie que no tratara la temática sexual, hubiera importado?); y sí, lo reconocemos, algún que otro personaje femenino fue tratado cual florero, pero, ¿no es así nuestra realidad (aunque no nos guste)?
'Merli', la serie de la TV catalana.
Aquí se confrontan diferentes maneras de pensar: los que creen que la televisión, y especialmente, un ente público, debe en todo momento programar para educar; los que piensan una serie de TV, con pinceladas del mundo sexo-afectivo o no, solo debe entretener y los que argumentan que las políticas de representación son importantes, pero que tampoco todo debe ser 'modélico'. A decir verdad, si un problema o realidad se exponen, sin juzgar cómo se representan, ya sirve para visibilizarlos.
Y bronca arriba, bronca abajo, Merlí, que va como un tiro, se sobrepone, y parece que las críticas al fin sirvieron para que la segunda temporada haya venido llena de interesantes retos de género, tendencias y prácticas sexuales: transexualidad, follamiguismo, relaciones abiertas, descubrimiento bisexual… No quiero hacer spoiler, y sí les aliento muy mucho a que la vean. Pero sí les digo: esta segunda temporada se erige como más openminded, sin duda. Y ya corren los rumores a caudales: la tercera temporada is coming.