A menos de un año de 2015, cuando finaliza el plazo fijado para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, tenemos claro que se ha avanzado sustancialmente en abordar la cuestión del acceso a servicios básicos tales como la sanidad, la educación, la energía y el agua y el saneamiento. Sin embargo, también sabemos que dichos avances han sido desiguales de unos países y regiones a otros y que es necesario realizar grandes esfuerzos para poder garantizar la prestación de servicios básicos hasta “el último tramo” de la población. En esta categoría se incluye a todas aquellas personas que viven en condiciones de pobreza extrema y que sobreviven con menos de 1,25$ al día, muchas de las cuales ven su situación de marginalidad agravada como consecuencia de factores tales como género, etnia y situación geográfica.
El reciente estudio que hemos llevado a cabo para el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid (itdUPM), nos sugiere que los nuevos modelos de alianzas multisector pueden ofrecer soluciones innovadoras, localmente pertinentes y sostenibles para cubrir las deficiencias en el acceso de los más pobres y vulnerables a los servicios básicos. Estos modelos reúnen los conocimientos, recursos y el saber de distintos actores pertenecientes a los sectores público, privado y de la sociedad civil, e incentiva a aquellos que viven en la “base de la pirámide” a asumir roles activos en la provisión de servicios. Asimismo, su principal interés no es simplemente garantizar un acceso más amplio, sino ofrecer también un servicio de buena calidad.
El estudio, para el cual hemos contado con la colaboración de Building Partnerships for Development in Water and Sanitation (BPD), Enlace Hispanoamericano de Salud (EHAS) y ONGAWA, incluye las lecciones aprendidas de cinco modelos de alianzas dedicadas a subsanar las deficiencias en la calidad y en la prestación de servicios básicos para grupos vulnerables. Estos modelos son:
- Luz en Casa (Cajamarca, Perú): Un programa desarrollado por la Fundación ACCIONA Microenergía (FUNDAME) que ha desarrollado una empresa de carácter social, Acciona Microenergía Perú (AMP), la cual suministra electricidad en zonas rurales remotas, fuera de la red principal, mediante un modelo de pago por servicio asentado en la interacción con la comunidad local. El programa ha dado como resultado, hasta la fecha, la instalación de 3.000 Sistemas Fotovoltaicos Domiciliarios (SFD), y el aumento de los ingresos familiares debido, en parte, a la reducción de los gastos en energía y a que al tener luz por más tiempo, se pueden permitir realizar otras actividades productivas.
- TulaSalud (Guatemala): Una alianza que promueve mejoras en el servicio de salud para las comunidades rurales aisladas, haciendo uso de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) para impartir formación al personal sanitario local y ofrecer servicios de telemedicina. El proyecto ha dado formación a casi 1.300 profesionales y ya hay 195 tele-facilitadores de la comunidad local atendiendo a una población cercana a 330.000 habitantes. Como resultado de todo ello las tasas de mortalidad materna muestran una clara mejoría.
- Negocios Inclusivos de Saneamiento (Cochabamba, Bolivia): Un eco-sistema, orientado hacia el mercado, para la prestación de servicios en las zonas periurbanas, facilitado por la ONG internacional Water For People, la cual realiza campañas sociales de marketing y ofrece un servicio de calidad a bajo coste a través de emprendedores locales. WFP está instalando Baños Ecológicos Secos (BES) en Cochabamba que son un 40% más económicos que los inodoros de cisterna tradicionales. En torno a los BES, además de estar promoviendo ofertas adaptadas a las necesidades de las familias, se están desarrollando también sistemas de crédito y de servicios.
- Ciudad Saludable (Perú): Un sistema integral de gestión de residuos sólidos formado por una serie de alianzas en torno a la cadena de valor de la gestión de residuos y a la inclusión socio-económica de los recicladores. En 2010, Ciudad Saludable creó 35 microempresas, como invernaderos, plantas de producción de fertilizantes orgánicos, empresas de reciclado de papel y vertederos sanitarios, creando 320 empleos en 20 ciudades y beneficiando a 3 millones de personas en la ciudad de Lima.
- Unidad de Agua y Saneamiento de eThekwini (Durban, Sudáfrica): Una unidad municipal de agua y saneamiento que trabaja para ampliar los servicios mediante actividades de divulgación y alianzas con el sector académico, el sector privado y las fundaciones internacionales. Las cifras de sus avances recientes muestran que el 92% de la población tiene ya acceso básico al agua y el 76% a servicios de saneamiento básicos.
Este estudio, a su vez, nos sugiere que el éxito de estas iniciativas de alianzas radica en la habilidad de los actores participantes para desarrollar innovaciones en las 4P:
1. Innovaciones en el Producto: adaptando o aprovechando los productos o servicios existentes, con frecuencia en torno al empleo de nuevas tecnologías.
2. Innovaciones en el Proceso: cambiando el modo en que se crean o prestan los servicios mediante procedimientos de colaboración.
3. Innovaciones en el Posicionamiento: redefiniendo el modo en que se prestan los servicios con soluciones que se adaptan a éstos cuidadosamente o están diseñadas junto con los grupos destinatarios.
4. Innovaciones en el Paradigma: cambios en los modelos mentales subyacentes que son los que dan forma a lo que el servicio ofrece.
El énfasis en conocer e involucrar a los usuarios finales en los distintos modelos de servicio es el alma de su éxito. Este tipo de enfoque reconoce el carácter polifacético de las poblaciones de la “base de la pirámide” y ha permitido la identificación y movilización de recursos y conocimientos locales, desconocidos hasta entonces, como son los conocimientos, la experiencia y las habilidades emprendedoras de la comunidad, que pueden servir para mejorar el acceso a los servicios básicos. En este sentido, la “innovación en el paradigma” anteriormente señalada, refuerza amplios conceptos del negocio inclusivo y del empresariado social, los cuales reposicionan al usuario final como agente activo (y no como beneficiario o destinatario) en la creación de soluciones sostenibles para la prestación de servicios básicos.
Aunque la replicación y la potenciación de este tipo de modelos es lo deseable, debe prestarse cuidadosa atención al estudio de las variables y pertinencias culturales de cada contexto. Asimismo, es también importante asegurarse de que en la adaptación se tienen en cuenta, desde el principio, los sistemas existentes a lo largo de toda la cadena de valor y su sostenibilidad económica.