Sin contar los Offshore Financial Centers, la Unión Europea es la principal destinataria de la inversión directa china. El Viejo Continente es la región más atractiva del mundo para el gigante asiático y tiene sentido: aporta la estabilidad macroeconómica, política e institucional, la calidad de las infraestructuras y las oportunidades y ventajas necesarias para unas empresas, las chinas, cuyo modelo de crecimiento en la trasmisión de tecnología y técnicas de gestión desde el exterior. Según el informe “Inversión China en Europa”, elaborado por ESADEgeo con el patrocionio de KPMG y Cuatrecasas, Goçalves, Pereira, el monto, solo en 2012, ascendió a 26.768 millones de euros, del que el 85% estuvo concentrado en Luxemburgo, Francia, Reino Unido, Alemania y Suecia. España recibió 409 millones de euros, siete veces más que el año anterior y cifra que la coloca como la novena en inversión aunque la cuarta en número de proyectos.
En el caso de la inversión en la UE se ha producido mediante la combinación de operaciones de adquisición de mayor o menor tamaño (como la compra de la sueca Volvo por Geely) con más de 700 operaciones greenfield de inversión nueva. Éstas van desde la apertura de oficinas bancarias por parte del ICBC o del Bank of China y la instalación de plantas solares (como las realizadas por Suntech Power), y logísticas (como las llevadas a cabo por Hutchinson o Cosco), a los centros de I+D, como los desarrollados por ZTE o Huawei.
En cuanto a España, aunque es el cuarto país europeo con más proyectos de inversión china (38), es el noveno en stock de inversión directa, y el número de empresas de este país (60), es todavía residual en comparación con las 12.000 compañías extranjeras que operan en nuestro territorio. Además, y según el Observatorio ESADE China Europe de Abril de 2014, la mayoría de las empresas operan en la parte alta de la cadena de valor y en sectores de elevado contenido tecnológico como el energético (ocho organizaciones, entre las que destacan Sinovel Wind, Sunford Light), las tecnologías de la información (Huawei ZTE, Lenevo, entre otras), y el transporte y la logística (como COSCO y Hutchington Port Holdings). También es relevante la presencia de empresas chinas en el sector bancario, en el industrial y, poco a poco, también en el hotelero y el agroalimentario.
¿Por qué vienen a nuestro país? ¿cómo podemos atraerlas?
Las empresas chinas han llegado con la intención de abrir mercado, no sólo en el español, sino en terceros a los que éste tiene fácil acceso. En su valoración tras el asentamiento destacan el buen clima de negocios en España, la actitud y apertura hacia China —en concreto hacia sus productos y empresas—, y sus infraestructuras —especialmente puertos y carreteras— y es ahí donde debemos incidir. También en los costes relativos a suelo y los trámites burocráticos pero a la inversa, a ligerándolos. Porque es aquí donde encuentran más trabas.
Entre otras de las barreras de entrada, las empresas chinas consultadas para el Observatorio de ESADE China Europe Club reconocen que los grandes desafíos a los que se enfrentan son el reconocimiento de sus marcas (con una valoración de 3,7 sobre 5), la comprensión del mercado local (3,5), la claridad de la regulación (3,5), la gestión de recursos humanos (3,2) y las prácticas de negocio (3,1).
Otra apuesa: el sector financiero
Si la atracción de la empresa y inversión chinas se hace cada vez más importante, no menos lo es su sector financiero, otro de los ámbitos con mayor proyección en el mundo, especialmente en Europa. Se ha avanzado enormemente durante los últimos años pero todavía existe un amplio margen para el desarrollo y la modernización de sus diferentes ramas de actividad, especialmente en los ámbitos del crédito, el mercado de bonos, los seguros y la gestión de activos. La liberalización de los tipos de interés, la expansión de los mercados financieros, la innovación financiera y la aparición de nuevos negocios y prácticas operativas, son algunos de los retos que afrontará el sector en los próximos años. De hecho, Los principales bancos chinos como el Industrial and Commercial Bank of China (ICBC), el Bank of China o el China Development Bank, entre otros, ya cuentan con presencia en la UE, bien mediante oficinas de representación o a través de filiales, y en muchos casos tienen una decidida estrategia de crecimiento en la UE.
El desarrollo del sector financiero chino, tanto dentro como fuera de sus fronteras, unido a la multiplicación de las inversiones del gigante asiático en la UE proporcionará importantes ventajas para el Viejo Continente, como la creación directa o indirecta de empleo; la generación de actividad de aprovisionamiento; la distribución alrededor de las multinacionales; la introducción de nuevos productos; o la recapitalización de empresas en dificultades, entre otros aspectos.