Hay un capítulo de Doctor en Alaska (Northern Exposure en VO o La Última Frontera en Latinoamérica) en el que Maggie lleva a Fleischman en su avioneta a un pueblo todavía más remoto que Cicely a dar unos cursos de higiene personal. Cuando llegan, se encuentran con un buen número de parejas primerizas que esperan un curso preparto. Una vez aclarada la confusión, Joel empieza así la primera clase: "Hay cuatro palabras que necesitan saber para prepararse adecuadamente para el parto, tomen nota señoras: YO-QUIERO-LA-EPIDURAL".
Durante años, fruto de la aprensión y de la ignorancia, pensaba exactamente así, que esas cuatro palabras eran lo único que tenía que saber sobre el parto. Y logré llegar a los treinta y tantos sin enterarme (queridas amigas que me contasteis vuestras terroríficas experiencias, lo confieso, no os escuchaba, pero no por falta de amor verdadero sino por verdadero pánico). Sin embargo, todo cambió en el preciso instante en el que, tumbada para la primera ecografía de mi embarazo, la ginecóloga sentenció: "Este es el primero saquito gestacional y este es el segundo". Me entró un miedo de tal calibre solo con imaginar los dolores de parto dobles que pasé de no querer saber nada a sobredocumentarme.