EL TXOKO ELECTORAL

Blog de Manuel Montero desde País Vasco

Manuel Montero

SOBRE EL AUTOR

Catedrático de Historia Contemporánea de la UPV

marzo 2008

lun. mar. mié. jue. vie. sáb. dom.
          1 2
3 4 5 6 7 8 9
10 11 12 13 14 15 16
17 18 19 20 21 22 23
24 25 26 27 28 29 30
31            

Suscríbase a este sitio

¿Qué es RSS?

Es una tecnología que envía automáticamente los titulares de un medio a un programa lector o agregador. Para utilizar las fuentes RSS existen múltiples opciones. La más común consiste en instalar un programa llamado 'agregador' o lector de noticias.

10 marzo, 2008 - 18:09 - EL PAÍS

Estación término

No era la penúltima estación, como suponía la primera entrada de este blog. Era la última, el final de una etapa. En el País Vasco la cuestión central ha sido el refrendo que tendría el soberanismo. Un éxito del tripartito lo hubiera robustecido. Así lo hubieran señalado sus mentores en la noche electoral. Su fracaso lleva a la conclusión contraria. ¿Con estos resultados puede el PNV seguir con su plebiscito? Su caída en votos ha sido demoledora. También en representantes: cuatro senadores y un diputado menos, a lo que ha de agregarse el escaño que ha perdido EA.

Además, los resultados gravitan sobre las próximas autonómicas, no tan lejanas. Resulta inverosímil que, a la luz de los apoyos actuales, el tripartito sea la base del próximo Gobierno vasco. Ha terminado su tiempo. Tiene razón Madrazo en su primera reacción, no se pueden trasladar de forma matemática estos resultados a las autonómicas. Pero sí la tendencia. Sobre todo, porque es la que se viene apreciando – y agudizando – a partir las elecciones de 2001. El tripartido ha saldado todas las convocatorias, generales, autonómicas, municipales, con menos votos, mientras radicalizaba su soberanismo.

Por si fuera poco, en Madrid el margen de maniobra del nacionalismo disminuye. No sólo es que tenga menos diputados, con ser eso importante. Además, el Gobierno de ZP, con sus 169 diputados, apenas necesitará sus apoyos. La estrategia soberanista ha sufrido así una hecatombe seria, desde el momento en que el PSE es el partido más votado en Vizcaya, Guipúzcoa y Álava. Su victoria, nítida, contundente, tiene forzosamente bases profundas. No puede explicarse aludiendo al bipartidismo – otras veces lo ha habido -, pues decenas de miles de votantes nacionalistas han abandonado a sus partidos.

El ciclo soberanista ha terminado, diez años después de Lizarra. Lo ha hecho desde el punto de vista electoral. No puede concluirse, sin embargo, que lo haga en términos políticos. Los partidos suelen encontrar razones tácticas para explicar sus pérdidas y así sostenella y no enmendalla. El nacionalismo quizás concluya que todo se debe a azares internos o a no haber sido más radical. Los precedentes han ido en esta línea. El soberanismo tripartito se ha construido sobre sus convicciones doctrinales, insistiendo en ellas pese a las sucesivas hemorragias de votos, como si fuesen un factor marginal. Podría pasar ahora lo mismo y que todo lo saldase en un ajuste de cuentas interno para salvar la estrategia de la consulta.

Hay dos razones para suponer que esta vez no sucederá así. Primero, la posibilidad de que la vía del referéndum acabe en un fiasco, obvia a la luz de los sufragios. Segundo y principal, la estrategia actual amenaza al poder nacionalista en la autonomía, un riesgo que cuesta creer corra el PNV. En contra de la rectificación cuenta lo difícil que resulta cambiar la dirección, cuando ésta ha sido una y sólo una durante tantos años.

Después de la estación término suele haber vías muertas que no llevan a ninguna parte.

09 marzo, 2008 - 19:03 - EL PAÍS

La hora de los ciudadanos

La dignidad de Sandra Carrasco nos han devuelto a la política: la solidaridad se llama votar, votar masivamente. El coraje de la víctima, a quien acaban de asesinar a su padre por socialista, arrasa las elucubraciones partidistas que suelen enmarañar la lucha contra el terrorismo.

Así que hoy es el día de los ciudadanos. Queda lo más importante en términos electorales, conocer el resultado. No sólo de la campaña, sino de estos cuatro años en los que todo ha estado continuamente en cuestión. La legislatura ha sido una suerte de campaña permanente, con mayor intensidad que nunca, desde el principio hasta el final.

Una cosa ha quedado ya dilucidada en el País Vasco. ETA llamó a la abstención y al boicot como pueblo. La primera se verá esta noche. ¿El boicot? Se dijo que habría cadenas humanas de batasunos dificultando el voto, impidéndolo si acaso. Nada de eso ha pasado. Algún incidente en Aulestia y quema de contenedores de basura, que en la mente de la abertzalía deben de ser grandes represores, a juzgar por la frecuencia y saña con que los queman. ¿Boicot? Quizás ETA se refería a que iba a asesinar a un demócrata.

Las urnas se van llenando y el País Vasco se juega en ellas su futuro inmediato. Si cierra filas en pos del soberanismo o puede la pluralidad. ¿Tendrán efectos concretos los resultados en las decisiones de los próximos meses? Al margen de las voluntades doctrinales de los políticos, lo que salga hoy de las urnas pesará como una losa o será como un globo bien repleto de aire caliente.

De estos días queda el aire sórdido de Mondragón de espaldas al funeral de Isaías, menos los suyos. No debe atribuirse necesariamente al miedo o a simpatía con el terror. Pasa otra cosa: la indigna costumbre de mirar a otro lado, de hacer como que no se ve, como si el asesinato ocurriese en otro país, en otro mundo. Lo saben los cientos de personas que hoy han votado acompañados con escoltas: el escolta y el escoltado, los dos, suelen ser socialmente molestos, se hace como si no existiesen. En toda esta campaña – y en toda esta legislatura, y antes: años -, decenas, decenas y decenas de personas han vivido todo el rato escoltados. Es circunstancia que tiende a olvidarse, como si fuese parte de la normalidad del paisaje.

Tras el asesinado de Isaías, por primera vez el Athletic ha llamado hoy a un minuto de silencio. Ha durado unos 18 segundos y en algunos sectores arreciaba el griterío, unos vitoreando al Athletic para que no se oyera el silencio, otros con los lemas de la batasunía. Ni unos ni otros representan a la mayoría, pero eso no impide el desasosiego.

De modo que la mejor arma contra el terrorismo es el voto, la democracia.

08 marzo, 2008 - 17:26 - EL PAÍS

Ahora el silencio

Han asesinado a Isaías Carrasco y han acabado con la campaña. Los avatares electorales parecen de pronto lejos, ante la brutalidad del terror y la eliminación de una persona por haber sido concejal de su pueblo. De nuevo, esa imagen: la de que este es un estúpido juego de niñatos, que se sienten oprimidos porque los demás no se les someten y que por eso matan a trabajadores. Su actividad terrorista resulta igual de miserable cuando las víctimas son de grupos acomodados, pero, al decirse revolucionarios, el esperpento lo representa su ensañamiento con la gente de a pie. Repasen la lista de las víctimas de ETA, recuerden las últimas: predomina la gente humilde, con una vida que ha sido más difícil, con mayor necesidad de dar el callo, que la de sus asesinos, “los oprimidos”, cuyas vidas de pseudorevolucionarios aficionados a las hazañas bélicas conocemos cuando les detienen. Por lo común, han tenido más oportunidades vitales que sus víctimas. Ahora, los señoritos quieren liberarnos matando a un trabajador de la autopista.

En la barbarie de Mondragón se han concentrado todos los dimes y diretes que la política antiterrorista ha provocado esta legislatura. Los excesos verbales olvidaban en qué consiste el terrorismo, qué son las víctimas. Se ha jugado a su apropiación y uso político. Lo resumió Patxi López, cuando le espetó a Rajoy al recibirle en la capilla ardiente: “no queremos volver a escuchar al PP que traicionamos a las víctimas, porque es injusto”. “No es eso, no es eso”, salió María San Gil, queriendo explicarlo y seguro que era sincera. Pero resuena cerca la acusación de “agresión” a las víctimas.

ETA está derrotada hace tiempo, sus paranoias no pueden desestabilizar España y la democracia, a la vista está. Pero sí tiene capacidad de asesinar y de que así la vida de miles de personas siga siendo una pesadilla. También de convulsionar esporádicamente la vida política. Seguirá sucediendo, si se hace electoralismo de la política antiterrorista y no se logra la unidad democrática frente a ETA. Sucederá, mientras la pregunta que se hagan los políticos, los periodistas, los ciudadanos, los especialistas, internet… sea la de a quién favorece este asesinato, electoralmente.

Vds. y yo hemos participado las últimas horas en alguna conversación de este tenor, a quién beneficiará el atentado. Es lo único que ha conseguido ETA, que consideremos un asesinato como un factor político. Es mucho, por la deshumanización que implica. Nos dedicamos a valorar un crimen como si fuese el resultado de alguna sutil estrategia y no una mamarrachada de unos asesinos que andan sueltos.

Ayer por la tarde me preguntaron, pues pensaban que yo sabía algo de esto. “En realidad, ¿ETA por qué mata?” No supe qué contestar.

06 marzo, 2008 - 19:16 - EL PAÍS

Los caladeros de votos

Los políticos vascos creen que el País Vasco está lleno de caladeros de votos, en los que basta echar la red para que el votante salte lujurioso a votar lo que le digan. Esa fe, hecha de ingenuidad y optimismo, constituye una de las singularidades que más enternece en nuestros políticos. Quizás no hacen metáfora e imaginan concretas bahías, calas y playas repletas de votantes ansiosos por darles su voto.

A veces el caladero sale por la culata, como le ha pasado a Azkarraga. Dijo que PP y PSOE utilizan Euskadi “como un caladero de votos”. La frase es incongruente. Quería decir que usan la cosa vasca para sacar votos allende el Ebro, por lo que equivocó el término, pues “caladero” no es “sacadero”. Tenía que haber dicho que somos “carnada” o que nos usan para macizar – atraer a los peces con cebo - en su caladero español. No anda bien Azkarraga en términos pesqueros.

Pese al error, revela el arraigo que la idea de “caladero de votos” tiene en el político vasco. Su compañera de EA, la candidata Altzelai, que habla didáctico, lo explicaba añorante. Se refería a la izquierda abertzale y lo decía: “Ahí está un caladero de votos” y quizás se imaginaba a los pobres batasunos esperando al pescador.

De paso, ilustra sobre una característica del pensamiento político vasco. No sólo se cree en los caladeros de votos. También en que estos bancos de votos huérfanos están fuera de tu recinto histórico.

A comienzos de la legislatura María San Gil aseguraba que el “caladero de votos” “del PP se encuentra en un sector importante de la sociedad vasca que no quiere más rupturas…” Hoy, en el día de las urgencias, su caladero se ha ampliado y llama a que voten al PP “los que nunca nos han votado”. Si lo lograse alcanzarían el pleno, pero la proclama va desencaminada. Le bastaría que le votasen los que le han votado alguna vez para hacerse con la mayoría absoluta, pero no llama a esos, sino a todos los demás. El espejismo del caladero de votos en territorio ajeno lleva a olvidar los propios.

No sólo el PP. Todos nuestros políticos incurren en el mismo desliz. PNV, EA y EB creen que el caladero de votos lo tienen en la izquierda abertzale y descuidan los caladeros propios. El PSE sueña con el caladero del nacionalismo moderado. Y ahora el sueño se le desborda, en su instante de euforia. Ha pasado por Bilbao Felipe González y ha ampliado el horizonte mental de los socialistas, llamando a la mayoría absoluta, a los 200 diputados. A los líderes del PSE se les humedecían los ojos de sólo imaginar tan colosal caladero de votos.

05 marzo, 2008 - 16:58 - EL PAÍS

Cruce de caminos

Se les ve entusiasmados a los chicos del PSE, como en gozo. Las encuestas, el resultado del debate, el ambiente se lo justifica. Así que se deleitan hablando de la niña de Rajoy, la figura de la campaña. Sonó cursi de entrada y ante la sorpresa general su progrenitor intelectual la reconoce de nuevo, habla de ella, la pasea. Y por mensajes telefónicos, Internet y en el habla se le inventan biografías, de progre, becaria, lesbiana, retro… La que le ha caído a la pobre niña. El PSE aprovecha el filón, luce a la dulce niña, prodiga actos, proclama la buena nueva de ZP y llama a votar. Hasta pidió votos a los nacionalistas civilizados, una osadía. El PP vasco se ajusta a su guión y repite los lemas de Rajoy en el debate – menos lo de la niña, a lo mejor les gustó menos que a los socialistas – y denosta los presuntos propósitos negociadores, el sempiterno juicio de intenciones.

Los políticos se vuelven hacia Guipúzcoa, donde dicen que baila algún escaño, y se sorprenden en Vizcaya, pues se ha extendido la especie de que también puede quebrar el dominio histórico del nacionalismo.

En la otra parte en que se dividen nuestras partes las aguas bajan más turbias. También los tripartidos claman contra la abstención, y lo hacen de forma diferente. Ha vuelto a la palestra el propio Egibar, explicándolo mejor que nadie. Pide el voto a la izquierda abertzale, que no se le abstenga. Ésta, por su parte, dice que va a traer ¡observadores internacionales! a las elecciones. No es improbable que les salgan de su cuerda y que tras observarnos detenidamente lleguen a las conclusiones batsúnicas: cosas más raras se han visto.

La comunidad tripartita llama al voto útil. Hasta se diría que atraerse a la batasunía les justifica más esfuerzos que conseguir el voto de los nacionalistas moderados. De éstos se encargan los candidatos. En particular Erkoreka, que no para y que, las cosas como son, está desvelándose como un buen candidato, con los pies en el suelo, por mucho que al final le tape la hojarasca de los grandes proyectos de liberación nacional.

Hay una razón para el distinto clima que transmiten los partidos. Tal y como están las cosas, PP y PSE, sobre todo éste, juegan a igualar o mejorar posiciones. PNV y EA, cuando mucho, a no perderlas. El escenario es insólito, la encrucijada nunca vista. Ya veremos si los cálculos atinan. “Senderos de gloria” acaba mal. “La Guerra de las Galaxias” ha tenido continuaciones. Como las películas de Harry Potter, el lehendakari de Hogwarts, siempre joven, siempre mago.

04 marzo, 2008 - 13:32 - EL PAÍS

Alarma en Sabin Etxea

De pronto, el PNV se agita y multiplica actos electorales. Presentación de un libro sobre Ajuriaguerra; actos en Bilbao, San Sebastián, Vitoria, con toda la artillería: vicelehendakari, Urkullu, Beloki, Ortúzar, Olabarria… Sólo faltó el lehendakari, que inauguraba feria, y, lo más raro, Egibar, ausente desde que empezara la campaña. Va a actos pero no habla, y eso que le gusta.

Se explicó tal despliegue del PNV como un intento de contrarrestar el debate ZP-Rajoy y su efecto mediático. Quizás haya además otra razón: la publicación de la encuesta sobre los resultados electorales en el País Vasco, que le da unos resultados fatales. No sería el partido con más diputados, perdería uno en Vizcaya y bajaría votos por doquier. Tales datos son más que preocupantes para el PNV, acostumbrado a verse como la encarnación de un pueblo en marcha con los respaldos asegurados. Puede quedar desguarnecido justo en el envite más importante de su historia.

Urkullu aseguraba que estas elecciones generales son “las más trascendentales de nuestra reciente historia”, en carta dirigida a cada militante del PNV, y un desliz en la trascendencia adquiere unas dimensiones trascendentes. Llegados a este punto, se entiende la ubicuidad del PNV ayer, que ha de suponerse seguirá, y el sentido de algunas arengas. Sobre Ajuriaguerra, Urkullu aseguró que, de vivir, “estaría donde ahora está el partido”, justificación que parece dirigida a militantes sumidos en la duda sobre lo que hace el partido. Resulta chocante en el PNV, cuyas posiciones solían presentarse como una necesidad histórica, no discutible. También sorprende la afirmación de que no hay que caer en “la división, la inoperancia o la corrupción”, que suenan a reconvenciones internas, raras en plena campaña.

Por lo demás, balones fuera, con la tendencia del PNV al planteamiento antisistema cuando las cosas no van bien. De creerles, el debate a dos socava la democracia, la elimina. Las encuestas son “una trampa antidemocrática”. El PNV está “mediáticamente ilegalizado en la campaña”, se llega a decir con frivolidad. ¿Está poniéndose la venda antes de la herida? De producirse ésta – si tuviese pérdida de votos y de algún diputado – las explicaciones de que todo es por una campaña antidemocrática sonarán a excusas, sin capacidad de restañar la herida. El bipartidismo, la bipolarización o las encuestas no son novedad. Tampoco del todo los debates. Agarrarse a tales circunstancias parecen deseos de salvar los trastos.

03 marzo, 2008 - 14:17 - EL PAÍS

La rotundidad electoral

Hay una contradicción. La campaña marcha en el País Vasco con inusual atonía – sólo se levantan los entusiasmos cuando llegan Zapatero y Rajoy, en los suyos – y, por contra, los mensajes han pasado a ser rotundos. Ya nadie se acuerda de “los problemas concretos” – algún candidato hace esfuerzos, pero sus discursos quedan perdidos – y se concentran en las cuestiones de nuestro inmediato destino histórico, las del derecho a decidir, la “pacificación”, el Plan Ibarretxe, la consulta… No hay debate al respecto, todos corean sus posiciones.

En tiempos las campañas electorales vascas se caracterizaban por mover militantes y demostrar fuerza social. Ahora, menos cuando llegan los líderes nacionales, no hay nada de eso. Quizás influyan el cansancio social o la impresión de que ya está todo el pescado vendido.

La escasez de fervor popular la suplen los llamamientos grandilocuentes. El lehendakari ha resuelto su ecuación electoral – se juega en esta convocatoria más que su propio partido – por elevación. Habla del “derecho a decidir” – que cree llega ya -, de que el vasco es “un pueblo maltratado” y de que “desde Madrid” llevan treinta años queriendo “disolver la identidad vasca”. Dice que PP y PSOE usan a Euskadi para sacar votos. El lehendakari ha debido de notar sin embargo la apatía de los suyos, pues se preguntó si en el PNV “estamos del todo despiertos”.

EA se mueve bien en los mensajes–fuerza. Quiere ir a Madrid para defender la consulta y constituirnos “en un estado, en una república” tras “la confrontación” (“institucional, democrática, pacífica”). Va pues a por todas y no admite componendas. También la IU local (EB-B) se siente prerrevolucionaria. No se conforma sólo con la consulta, quiere plebiscito para todo: para el modelo de Estado, el tren de alta velocidad, las centrales nucleares, ETA, la soberanía…

PSE y PP Vasco, que están en otra pelea – alzar presidente –, no se sustraen a la tendencia de hablar del destino histórico de los vascos. Combate el PSE la abstención – el desliz de Elorriaga sobre el abstencionismo socialista les justifica la estrategia -, y lo hace llamando al voto por “la Paz, la Libertad y la Democracia”, el “no rotundo a ETA y a la violencia”. Hasta el PP vasco se olvida de ese lema por el que con Rajoy llegaremos a fin de mes, que no se sabe si es amenaza o salvación, y eleva la cuestión: impedirá el Plan Ibarretxe y encarará “la derrota del terrorismo”.

No hay novedad programática. Todos repiten sus temas de la legislatura. Como en el resto de España, pero sin las euforias populares de otrora.

02 marzo, 2008 - 12:10 - EL PAÍS

Regreso a Euskadi

Desconcierta la campaña del PNV. Se juega sus proyectos más preciados, pero sus intervenciones carecen de los entusiasmos de antaño. Pese a sus esfuerzos, los candidatos transmiten una rara sensación de aislamiento. Abundan las caras de inquietud – menos el lehendakari, que sonríe y sonríe: es el único -. Quizás han organizado adrede actos que muestren la soledad del corredor de fondo.

Y está el lema "Yo vivo en Euskadi", origen de graves quebraderos de cabeza para analistas, observadores y ciudadanos. Se preguntan qué querrá decir. Una corriente interpretativa sostiene que el mensaje busca que la gente se de cuenta de que vive en Euskadi y no en España, y que por eso hay que votar al PNV. Sería así un lema identitario cargado de mala uva. No es eso, contesta otra corriente de pensamiento, que sostiene que la Euskadi

de la propaganda es virtual. El PNV está ofreciendo a la gente vivir en el paraíso, concluyen. Dan pruebas. En las fotos un (al parecer) inmigrante aparece disfrazado de vasco imaginario, pero nadie viste así en el mundo real, sólo en los programas folklóricos del nacionalismo. Los críticos a esta forma de pensar responden: no puede ser que el PNV quiera convencer a la gente de que vive en un anuncio de televisión o en las fotos de un calendario de la caja de ahorros. O sí, les refutan.

La controversia no tiene granador y los exegetas del PNV se encuentran contrariados. Además, el término "Euskadi" es de uso común por todos, incluidos socialistas y populares, y buena parte de la sociedad asume con naturalidad que vive en Euskadi y en España, sin notar contradicción. Para liarlo más, el único ámbito que dejó de utilizar "Euskadi" fue el nacionalista. Primero, la batasunidad; y, desde hace unos años EA y PNV, que lo sustituyeron por "Euskal Herria". Hasta la selección fútbol de "Euskadi" han pasado a llamarla "Euskal Herria". Bien podría ser que el "yo vivo en Euskadi" sea un intento del PNV de volver a sus señas de identidad.

Ayer celebró un acto el PNV para reivindicar selecciones deportivas de "Euskadi". No de Euskal Herria, están volviendo a Euskadi. Erkoreka llegó corriendo, está en forma; tiene estilo. Urkullu le recibió como vestido de árbitro cuando iban de negro. Ortúzar posaba escéptico, de civil, se nota que no le gusta hacerse el deportista. De tal iba el lehendakari, pero en elegante, y le caía bien la indumentaria, se ve que la usa. Miraba a la ría y se reía, se reía a gusto, con ganas. Por la ría bamboleaba una barca de nombre "EAJ-PNV" y el emblema del partido. Los remeros iban cada uno a su aire. Pocas cosas producen peor efecto que unos remeros descoordinados. Pese a sus esfuerzos la barca no naufragó y, al menos, hicieron pasar un buen rato al lehendakari. El video del acto, página web del PNV, desconcierta. Qué querrá decir.

01 marzo, 2008 - 12:25 - EL PAÍS

El "Estado de Euskal Herria"

La bomba de ETA en Derio recuerda que el terrorismo está dispuesto a marcar siempre nuestra convivencia. La campaña ha adquirido de pronto un aire de desolación. Con los atentados siempre rebrota una sensación de irrealidad, la que provoca comprobar que esto sucede aquí y ahora y que entre nosotros hay gente que quiere matar y quienes piensan que la violencia y la brutalidad constituyen un factor político. De pronto, los análisis y las estrategias sobre cómo acabar con ETA adquieren el aspecto evanescente de elucubraciones voluntaristas e intrascendentes.

Para más inri los terroristas han emitido su tradicional comunicado de vísperas electorales. Esta vez la paranoia alcanza uno de sus máximos. Asombra leer sobre la opresora "maraña jurídico-política que el estado español impone desde hace 30 años", y que esto – los vascos - es "un pueblo en pie" "en camino hacia su libertad". Los partidos nacionalistas – menos la batasunidad, se supone – son "partidos regionalistas vascos", y la expresión quiere ser un insulto grave, en la terminología del abertzalismo avanzado.

El terrorismo redondea la faena con un concepto novedoso: quiere construir "el Estado de Euskal Herria", aunque cuesta imaginar qué entenderá esta gente por "Estado". O por "Euskal Herria". Es la segunda vez que ETA usa esta expresión y como es nueva todavía no ha calado ni entre los suyos. Todo se andará. Las cosas, pues, están claras: "las ciudadanas y ciudadanos" (los y las terroristas escriben políticamente correcto, que no se diga) abertzales deben luchar "como pueblo" "para hacer frente al neofascismo español".

Esta sarta de sandeces tiene alguna audiencia. Poca, pero suficiente para que todo gire a su alrededor. El terrorismo llama a la abstención y resulta que desde hace una semana buena parte de la campaña consiste en esfuerzos titánicos para captar a estos abstencionistas. Lo peor: no se les llama argumentando que el terror y el totalitarismo son malos, sino diciéndoles que el cambio de voto sirve para continuar la misma lucha. En esos términos de beligerancia.

Pero eso es otra historia.

28 febrero, 2008 - 17:37 - EL PAÍS

El desconcierto del concierto

Se ha cruzado con las elecciones la vista de Luxemburgo sobre el Concierto Económico. Es crucial para el autogobierno, y aparte de su raigambre histórica – hoy cumple 130 años, nació por un Real Decreto del 28 de febrero de 1878 -, funciona los últimos 30 años sin nuestro habituales sobresaltos internos. Cuenta con el respaldo de todos los partidos democráticos vascos.

Todos están de acuerdo en que es el momento más crucial para el Concierto, todos quieren sostenerlo. Y, sin embargo…

El asunto empezó mal desde el principio, cuando el PNV llamó al apoyo conjunto, pero usando las instituciones de forma partidista. Chocaba, además, que pidiese una movilización para… ¿influir en Luxemburgo? Tal práctica forma parte de los usos del país, pero cuesta imaginar qué pinta en esto. La base jurídica, dicen, es sólida. Tal debiera ser el arma en que confiar.

La entrada en liza del Gobierno Vasco desconcierta. El PNV llamó a la unidad. Ahora, el Gobierno nacionalista se indigna porque vayan a la vista de Luxemburgo representantes del PSE y del PP vasco. Acusa al PP, PSOE y UGT de que las cosas estén así. Olvida que los partidos son instituciones complejas y que los comportamientos territoriales tienen su peso. Culpa al PP del País Vasco o al PSE de lo que en esto hacen sus afines de las regiones limítrofes. Y eso que también hay tensiones fiscales entre Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, y dentro de los mismos partidos. Lo que se entiende para nosotros sulfura en los demás.

Entre buscar acuerdos o disensiones el Gobierno vasco suele elegir lo segundo. El PSE aprovecha el viaje y con similar argumento se indigna porque el PP vasco defienda el Concierto cuando no lo hace el PP de La Rioja y Castilla-León. El diputado de Vizcaya, del PNV, aprovecha la tesitura para otro alarde electoral. En una coyuntura tan delicada dice que el único que defiende el Concierto es el PNV y que por eso hay que votarle.

¿Y la voluntad de acuerdos?, ¿nadie se autolimita para no crear fricciones, cuando estas sobran?, ¿no se suponía que era cuestión al margen de la lucha electoral?

Las elecciones no han enturbiado la cuestión. Las aguas bajaban turbias.

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal