Nos encontrábamos en la barra de un bar de Tucson, Arizona, escuchando la música que escupía la gramola, y después de varios tragos llegamos a la siguiente conclusión: probablemente, el carácter musical de cada una de las ciudades que hemos atravesado está encerrado dentro de esas cajas cargadas de discos. Efectivamente, ¿en qué otra ciudad de Estados Unidos sería posible encontrar en el interior de una misma gramola la música de DeVotchKa, Los Lobos y Pérez Prado? Quizás, esto sea algo visible únicamente en un lugar como Tucson.
Así, tras varios días de peregrinaje por caminos desérticos habíamos alcanzado la ciudad de Tucson, aunque en ese tiempo, la verdad, habíamos descuidado un tanto las labores de producción, pues habíamos sido incapaces de concertar una sola entrevista. Sin embargo, no queríamos renunciar a ello, puesto que nos encontrábamos en la ciudad que vio nacer a Calexico, una de las bandas que más sonaron mientras acariciábamos la frontera en nuestro recorrido por las carreteras del Sur. Ante esta situación, nos encontrábamos debatiendo la estrategia a seguir y nos dijo una voz femenina: