A la vuelta de un viaje existe un ritual ineludible: la proyección de vídeos y fotografías ante familiares y amigos. Sin embargo hay una posibilidad que ha quedado arrinconada ante la preeminencia de lo visual, pero que también sirve para describir algunos paisajes: el sonido. Efectivamente, quien haya estado en Marrakech, podrá acordarse del peculiar ruido que emitían los vendedores ambulantes de tabaco al rebotar en sus manos un puñado de monedas con el fin de hacer notar su presencia. O, igualmente, un paseo por Las Vegas está asociado al sonido que realizan quienes reparten propaganda de los clubes nocturnos al agitar sus flyers en el aire.
Pues bien, ya que acabamos de aterrizar en Nueva York, al margen del continuo trajín de ambulancias y coches de bomberos, que con su acumulación de luces parecen casi una atracción de aquellas ferias itinerantes que se instalan en los descampados de las afueras de las capitales de provincia, si hay un lugar que debe ser recordado por sus sonidos, ése es Chinatown. Estos son algunos de los sonidos más representativos con los que topamos tras un paseo por sus calles.