Sin prisa, pero sin pausas, la derecha que nos gobierna va cumpliendo sus deberes. No es ninguna casualidad que en la ciudad de Valencia los centros con más demanda para escolarizar a los niños sean concertados. O que de los 19 de la Comunidad Valenciana que tienen más predicamento entre los padres apenas figuren cuatro colegios públicos. Este deterioro de la enseñanza pública no ocurre porqué si, ni es una casualidad. Es el resultado de años y años de degradación de la escuela pública llevada a cabo por la consejería de Educación desde que llegó el PP y es coherente con la ideología de los populares, tan dispuestos siempre a sembrar dudas sobre la eficacia de lo público y a glorificar la iniciativa privada. La propia consejera de Educación, María José Català, no ha dudado en pregonar las maravillas de la enseñanza concertada, cuando se supone que debe defender la pública porque, no en vano, los profesores de ésta son sus empleados. Pero no. Prefiere publicitar la competencia. Una competencia, la de la privada-concertada, que a saber dónde estaría si no fuera por el dinero que aportamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos. Así son los liberales de nuestro país. Los más intervencionistas del mundo.