Salvo que uno sea un adicto a la tele no es fácil darse cuenta en Barcelona de que estamos en campaña electoral. Hay tanta cartelería urbana para publicitar conciertos o exposiciones como rostros políticos, lo que seguramente agradecen muchos de sus vecinos. Debe ser más efecto de la crisis en la tesorería de los partidos que una voluntad de autocontrol. El nombre de Rubalcaba aparece en los eslóganes contrapuesto al de Rajoy, pero el único rostro de la campaña socialista es el de Carme Chacón. En contraste con un PP que reserva todo el protagonismo icónico a Rajoy. Duran i Lleida monopoliza igualmente todo el espacio asignado a CiU presentándose como el único voto útil para Cataluña, castigada según su discurso tanto por el PSOE como por el PP.