Angela Merkel. Foto: REUTERS
La cita con las urnas llega en una situación agónica de la economía española y en medio de la crisis más aguda que haya vivido la Unión Europea. A los cinco millones de parados se suma el tardío reconocimiento de que estamos en zona de crecimiento cero y con riesgo de caída, lo que el lenguaje de los mercados traduce en un 7% de interés para las obligaciones del Tesoro a diez años y un diferencial con el bono alemán que se aproxima a los 500 puntos. El catálogo completo que obligó a otros países a pedir el rescate.
La UE discute mientras tanto planes de emergencia que profundizan en los mecanismos de control del gasto en línea con la austeridad trazada sin concesiones por Alemania. Ya no basta con someter a visado previo el presupuesto, se plantea la figura de una especie de supercomisario con capacidad para controlar su ejecución. Este nuevo cometido exige modificar el Tratado de Lisboa, pero todo sacrificio es bienvenido ante el dios de la austeridad.