Han sido 26 horas de viaje. A las seis de la mañana del jueves, casi un centenar de jóvenes con camiseta blanca y mochila verde a la espalda esperaban en el aeropuerto de Barajas para coger un vuelo a Bogotá. Allí, unas horas de espera y otro avión. Esta vez, con destino a Cancún. La humedad y el calor les dieron la bienvenida. Tras cuatro horas de autobús, alcanzaron, por fin, Río Lagartos, reserva de la biosfera situada en la Península del Yucatán y primera parada en su recorrido. Cuando llegaron al campamento, eran las ocho de la mañana en España, siete horas menos en México. Apenas unas horas de sueño, y de nuevo en pie. No han venido precisamente a descansar. Esto es la Ruta BBVA.