La marcha de hoy por la playa y las salinas de la reserva de la biosfera Ría Celestún comenzó con muchas advertencias. Cuidado. Con tocar el agua de las charcas, que quema; con tocar la vegetación, que puede provocar urticaria y ampollas; ojo con que los insectos te toquen a ti; con salirte del camino —era fácil perderse—; precaución con la sal, que corta. "Lo más seguro será ir levitando", se escuchó bromear a una rutera. Finalmente, no fue para tanto. Los expedicionarios pasaron, eso sí, tres horas andando. Recorrieron unos 12 kilómetros y conocieron el proceso de extracción tradicional de la sal. Yucatán es la segunda productora a nivel nacional. Aquí el trabajo se realiza de forma artesanal. Una labor por la que los empleados ganan algo menos de un euro por cada saco de 50 kilos.