por ISMAEL GRASA
Me ha gustado volver a leer a Jorge Semprún, he salido de sus páginas reconfortado. El volumen aparecido con el título Vivir es resistir es una obra de senectud, y en cierto modo residual, en cuanto que agrupa los textos de unas conferencias que dio en 2002 y una entrevista mantenida con el cineasta francés Franck Appréderis en el verano anterior a su muerte. Es un libro, por tanto, de un Semprún oral y divagante. Y es una publicación un tanto azarosa, en la medida en que agrupa bajo su título dos libros aparecidos previamente en francés y en editoriales distintas. Y, sin embargo, el libro funciona muy bien como síntesis y aun como testamento de uno de los escritores españoles de mayor peso e interés del siglo veinte, con todas sus singularidades, incluida la de haber tenido a Francia y su lengua como suyas. No tenemos quizá a ningún intelectual que pueda resumir en una vida y en una obra el siglo pasado tan cabalmente como Semprún, desde el republicanismo familiar y el exilio a Buchenwalt, su paso por el comunismo y su desengaño, la presidencia del ministerio español de Cultura y la práctica de un tipo de escritura pegada siempre a su propia experiencia, tanto como novelista como pensador.