Hay algo aparte del lenguaje grandilocuente, vacío y tradicional de la oda politiquera y complaciente a la que estamos acostumbrados en las celebraciones de la identidad valenciana. A través de la música, se han dado en nuestra tradición reciente, procesos de reinterpretación de lo que significa “ser valenciana”. Música que no es per a ofrenar noves glòries a Espanya, canciones que no son préstamos de los 40 principales para bailar con el traje de fallera; sino emociones que nacen de un espacio propio. Aspencat y La Raíz, conjuntos de reciente éxito son un ejemplo de ello. Siguen la estela de grupos como La Gossa Sorda, Obrint Pas, comparten generación con Rapsodes u Orxata Sound System.
Nacen de un caldo de cultivo privilegiado. Aspencat y La Raíz emergen rompiendo el estereotipo de la cultura institucional valenciana habitualmente escorada hacia la tradición, el catolicismo y los símbolos de lo que antaño se denominó blaverismo y hoy muchas instituciones consideran la (única) cultura valenciana.
Si hablamos de Aspencat, un grupo de la Marina Alta nacido en 2005, veremos cómo se ha consolidado como uno de los referentes valencianos de la música fusión, reggae y electrónica con el premio Ovidi Montllor 2012 al mejor disco de electrónica y hip hop con “Inèdit”. El componente valenciano está por todos lados, pero también los referentes globales. Es una reinterpretación clara de lo que puede significar ser joven y vivir en este territorio.
De un conjunto confirmado a uno en ascenso, La Raíz. Creado hace diez años como un grupo latino, han mantenido su base pero han añadido a su música mucho Rock y Reggae como denota su último trabajo “El lado de los rebeldes”. Hace dos años tocaban ante quinientas personas y este año han llenado plazas y párquines de asfalto con su música. Con base en la Safor, el grupo cuenta con integrantes de orígenes diversos Colombia y Mozambique, además de valencianos.
La producción en ambos es exquisita. En el caso de Aspencat, autoeditada desde el principio, y descargable en internet. Demostrando que sí se puede, que se puede triunfar desde las descargas y la cultura compartida. Porque, como defendió Virginia Woolf en referencia a la mujer escritora de su tiempo, para hacer algo bueno hace falta una habitación propia: independencia y libertad. Aspencat quiere reivindicar la herencia al lado de los cantautores del pasado inmediato, La Raíz quiere romperla del Lado de los rebeldes. Ambos grupos valencianos, con muchos otros a su lado, abren un espacio de expresión que siempre ha existido pero que suele ignorarse y despreciarse por parte de las instituciones. Son otra voz del país que no pudo ser. Hace ya tiempo que el sol brilla más de la cuenta, canta La Raíz. Ahora el compromiso musical y político de ambas formaciones se actualiza recogiendo los referentes de una política activa, que tenga en cuenta la diversidad, la integración y rechace los enchufismos y las imposiciones institucionales que castran la cultura local.
De vez en cuando se puede echar el cerrojo, y crear cultura desde habitaciones propias.
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