Por: Rosa Mora13/10/2011
La prensa anglosajona le ha comparado con Haruki Murakami. Parece inevitable. Keigo Higashino también es japonés, pero no tiene nada que ver con el autor de Tokio blues o Kafka en la orilla, por supuesto. Se pregunta asimismo si es el nuevo Stieg Larsson, tampoco tiene nada que ver, solo que es un autor de novelas policíacas que ha tenido mucho éxito en su país, 13 libros, más de cinco millones de ejemplares vendidos. Higashino ha dado el gran salto a Occidente con La devoción del sospechoso X, publicada en inglés el pasado febrero y que ahora aparece en español en Edicionews B. Es una novela de tipo psicológico, con mucha acción, muy bien escrita, en la que retrata el lado más oscuro de la periferia del Tokio de nuestros días, el más cotidiano: barrios de trabajadores, apartamentos pequeños, con tabiques de papel, soledad, incomunicación, problemas con la educación, indigentes sin techo, chabolas.
No le gustan las entrevistas y menos que le fotografíen. No aparece su foto en la solapa de sus libros y las pocas que circulan por Internet fueron hechas antes de que le llegara el éxito, aunque de vez en cuando hace concesiones, como la entrevista, con fotografía incluida, que dio al periódico The Wall Street Journal, cuando la novela apareció en inglés. Keigo HIgashino nació en Osaka en 1958, hijo de un relojero, trabajó como ingeniero en una empresa de componentes de automóviles, durante tres años escribió por las noches y los fines de semana hasta que se dedicó plenamente a la escritura. Vive en Tokio. En sus libros critica asuntos como la cultura del trabajo o la energía nuclear. “Quiero que la gente le mis libros para comprender como piensan, aman y odian los japoneses”, declaró a The Wall Street Journal. Sus novelas son bien aceptadas en Asia y el escritor ya había publicado en inglés, Naoko (2004), pero pasó sin pena ni gloria. En cambio, con La devoción del señor X (Ediciones B), que obtuvo en Japón, entre otros premios, el prestigioso Naoki, y que ha sido llevada al cine, ha logrado conquistar a los lectores occidentales.
En la página 26 ya sabemos quiénes son las asesinas: Yasuko, una mujer divorciada, y su hija adolescente Misako. El ex marido, que las acosa, se presenta en su apartamento. La mujer le rechaza y él intenta perseguir a Misako, pero esta le golpea en la nuca con un jarrón de bronce. Él se levanta. Yasuko corre en ayuda de su hija y lo estrangula con el cable de un brasero eléctrico. Higashino prefiere esta fórmula: el lector sabe muy pronto quien o quienes son los asesinos. “Así retrato mejor los sentimientos de culpa o de angustia”. Lo consigue, aunque, como buen escritor policiaco se guarda un as en la manga que sorprenderá en las últimas páginas.
El profesor Ishigami, que vive en el apartamento de al lado, secretamente enamorado de Yasuko, lo oye todo y les ofrece su ayuda. El escritor construye excelentes personajes y el de Ishigami es uno de ellos. Es matemático, pero no se dedica a la investigación porque no le gustó cómo funcionaba la universidad y se limita a dar clases en un instituto privado donde se desespera por la falta de interés y de conocimientos de los alumnos. Madre e hija aceptan su ayuda. Ishigami teme que no puedan resistir los interrogatorios de la policía y prepara la coartada perfecta. Ellas no sabrán qué hace con el cuerpo del ex marido ni cómo plantea su estrategia. “Lo resolveremos con el pensamiento lógico”, dice.
Ahí empieza la parte más interesante de la novela. No hay demasiados problemas de momento con la policía, pero aparece Yukawa, antiguo compañero de universidad de Ishigami, que ha tenido más éxito, que puede dedicarse a la investigación, que es un erudito y… que es amigo de uno de los investigadores del caso. Hacía 20 años de Ishigami y Yukawa, a quien llaman Doctor Galileo, y ahora se vuelven a encontrar en un duelo mental. El desgaste nervioso de Yasuko y de su hija son evidentes, los temores de Ishigami, pese a su aparente frialdad, también. ¿Podrán mantener la coartada perfecta?
comentarios 5
Publicado por: Maryet 13/10/2011
Asi, Gon bao? no se si es que con tu estúpido comentario solo pretendías llamar la atención, en todo caso, bravo, lo has conseguido. Me gustaría saber como es que "se adivina como se las apañó muy pronto"? No jodas que lo adivinaste por ti mismo antes de qualquier pista en el libro. A no ser que seas un maníaco perturbado, por que en mi opinión, la gente normal no podría adivinar "el como se las apañó" sin ningún indicio desde el libro. Otra cosa es que seas un fanátic@ de novelas policíacas y hubieras visto algún final parecido.